Cristo en la tierra
no tiene otro cuerpo sino el vuestro,
Ni manos sino las vuestras.
Ni pies sino los vuestros.
Vuestros son los ojos por donde mira
la compasión de Cristo al mundo;
Vuestros los pies con que él va
de una lado a otro para
hacer el bien;
Vuestras las manos con que bendice
a los hombres ahora.
Teresa de Ávila
1515-1582